Cuando las olas irrumpen,
de diestra a siniestra en la arena desierta,
cual manecilla de un puntual reloj
vuelan mis ilusiones, con alocada alegría.
Tengo toda la mar contenida en una caracola
que guardo presurosa en un cajón
junto a los recuerdos de mi salón.
Grisáceos nubarrones, solidifican el cielo
han tapado al sol, pero una tenue brisa,
arremolina tus cabellos en esa playa
poblada de gaviotas presumidas y aseñoradas,
casi ignorando que estamos tú y yo.
Sólo los rayos de luz
que se abren paso en el infinito
resguardan el capitaneado del sol
un día de abril de primavera
en un paseo marítimo sin igual.
A TODA VELA
Pastel al agua sobre tablilla.
Pastel al agua sobre tablilla.
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